Un mundo salvaje

jueves, 24 de enero de 2008

Paradojas de la vida, una persona sin techo está durmiendo en un lugar que tiene dinero. Mi mayor pánico es a verme así, porque no sé si se dan cuenta de que la vida da vueltas y vueltas y más vueltas y que nunca se sabe lo que sucederá mañana a pesar de lo que diga Aramís Fuster.
Los precios suben, los sueldos se congelan (menos los de los mandatarios) y nosotros vamos a tener que vivir dentro de una caja comiendo ostias. Ni hecho aposta podrían estar peor las cosas para el desarrollo de la juventud.

Lo que hay debajo de ese saco de dormir azul es una persona. No conozco su rostro, ni sé si es un hombre o una mujer, y me pregunto qué circunstancias le llevaron a tener que dormir al calor de los cajeros automáticos.





5 Si quieres decir algo al respecto::

Ego dijo...

Hace un par de semanas fui a sacar un par de billetes de 5 euros al cajero que pilla en la esquina de casa, con el fin de adquirir tabaco y chucherías varias en el chino colindante a la sucursal. Al entrar, vi que dos señores se disponían a pernoctar en el citado cajero. Un par de cartones y algo que una vez fue una manta les amparaban. Saludé con el 'Buenas noches' protocolario que usas cuando no conoces al receptor, y me dispuse a obtener mi querida pasta. Entonces, uno de los señores habló:
- Perdone, señorita -inquirió- Perdone que tengamos que dormir aquí, pero es que fuera hace frío. Intentamos no molestar...
Lo más grande. Él me pedía a mí perdón. A mí, capitalista y acólita del sistema que les obligaba a ellos a arroparse en cartones cuando yo me arropaba en nórdicos.
Podía haberme arrodillado y rogarle, jodidamente racional, que me perdonase él a mí.
Pero, como soy estúpida, no lo hice.

un escarabajo de colores dijo...

Creo que yo me habría quedado igual de cortada y estúpida...manda huevos que encima nos pidan disculpas

Anónimo dijo...

Muchas veces he tenido el mismo temor de acabar siendo un sin techo. También lo paso muy mal cuando los veo. Me siento triste e impotente. El mundo es un lugar inhóspito donde la empatía se acaba convirtiendo en miedo.

un escarabajo de colores dijo...

buena reflexión, Sr.Higo

Anónimo dijo...

Puedes llamarme Rodrihí :-)