El otro día, hablando con un amigo le comenté que estoy barajando la posibilidad de convertirme en dominatrix y lo flipó en colores. Mi explicación fue la siguiente:
El simple hecho de que haya quien pague por esos servicios me motiva bastante. Nada de repartir ostias gratis por el mundo: yo me visiono recibiendo a un tipo que me suelta unos billetes para que yo le zurre (a muchos hijos de puta multimillonarios les encanta que les den una buena paliza) lo cual yo hago encantada en primer lugar porque considero que se lo merece, ya que paga por ello y en segundo lugar por cumplir con los deseos del prójimo, verles gozar con cada uno de los golpes de mi fusta y meterles el tacón de mis botas hasta la tráquea, por idiotas, por pagar para que les peguen habiendo tant@s maltratador@s gratis...¡es un escándalo y un desperdicio! y encima sabiendo que lo que les hago les gusta, con lo que mi conciencia queda limpia...por no hablar del desahogo que supondría agarrar a algunos políticos y algún que otro pez gordo de sus corbatas apestosas hasta que se pongan rojos, rojos, rojos. Decirles de lo peor: eres una mierda, arrástrate hacia mí, pústula venenosa, etc...Dejar de verles como peces gordos y que se muestren como son: unos pringaos.
Eso se queda ahí como proyecto de emergencia nº 2 ante una catástrofe económica y paja mental momentánea. El proyecto nº 1 está aún en vías de ser redactado.
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